martes, 22 de diciembre de 2015

Mc Laren M8B (1969) - GMP 1/18

El poderoso 7 litros McLaren M8A de 1968 fue el primero de la serie que dominó CAN-AM por cinco años, conducido por McLaren, Hulme y Revson
Bruce McLaren ganó el título de Can-Am en 1967 y 1969, mientras que compañero de equipo Denny Hulme ganó en 1968 y 1970, para salvar algo de la angustia de equipo, pues ese año Bruce moría en pista probando un M8D.





Partiendo del M8A, y con mínimos cambios en 1969 se desarrolla el M8 Especificación B, el que más tarde se describiría como el coche más acertado del equipo. El spoiler trasero integrado fue eliminado y reemplazado por un alerón montado alto arriba, los arcos de rueda delantera se cortaron detrás para ayudar a extraer el aire por debajo de la nariz, y un motor de carrera corta y gran cilindrada, adaptación también del de 1968, ahora con 7046 cc y 630bhp.
Entonces, qué podemos decir de un coche que domina una temporada de 11 asaltos (la temporada más larga de la historia del Can-Am), llegando primero en todas?
Notable record de perfección deja en la memoria este M8B de McLaren, naranja, acuñado y con un alegre Big Block de Chevrolet como impulsor.
No sólo Bruce McLaren y su compañero Denny Hulme ganaron todas esas carreras, sino que largaron en todas desde la pole.

Una grilla típica típica en 1969, con McLaren (4) y Hulme (5) en la pole position. 


Pero, qué hizo tan bueno al M8B?
Francamente, no tanto el coche sí mismo como el equipo detrás de él.
El neozelandés Bruce McLaren, no solo un conductor ganador de F1 e ingeniero de sonido, sino que supo construir un pequeño, ambicioso, eficiente y ajustado equipo que trajo consigo a norteamerica los conocimientos y la intensidad de la F1.
Unos pocos rivales construyeron autos tan rápidos como McLaren (en 1969 estos incluían a Ferrari y Holman Moody) pero ninguno pudo mantenerlos funcionando rápidamente hasta el final de las carreras.




La Miniatura

El modelo que representa a este emblemático auto (en este caso el #5 conducido por Denny Hulme) es de la firma yanqui GMP, y tiene unos cuantos años encima pues se lanzó a principios de los 2000, pero aun hoy las fotos demuestran que puede hacer alarde de una gran calidad de manufactura además de, claro, a estas alturas ser una rareza pues su tirada fue limitada.




Como condimento extra, es de esos modelos no buscados, de hecho me lo crucé en un stand de la exposición anual de AutoClasica de 2010, suelto, sucio, sin su caja y con algún faltante como un espejo y uno de los brazos de sostén del alerón, cosas que repuse fabricándolas artesanalmente.


Hoy dia, y más aún luego de repasar su exitoso palmarés al escribir esta breve reseña, forma parte de ese pequeño grupo de modelos que destaca del resto por ese valor agregado que le aportan su origen poco habitual y la cuota de cariño del nuevo propietario para ponerlo nuevamente en valor y posarlo junto a otros símbolos de los años dorados del automovilismo deportivo.