martes, 16 de febrero de 2021

Vespa - Una leyenda en dos ruedas. - Maisto 1/18

Hablar de la historia de la Vespa es casi tan complejo como hacerlo con Ferrari, es decir pese a su relativa corta vida en comparación con otras marcas del mundo motor, ha tenido una evolución asombrosa trascendiendo las fronteras italianas para convertirse en un producto reconocido en cualquier parte del mundo.



Un concepto caracterizado por la búsqueda constante de la evolución, la mejora en la calidad de sus productos, ya sea en los materiales o su performance, como así también en el aspecto distintivo de la industria de Italia que es el diseño, siempre innovador, siempre rupturista, y por ende provocando reacciones antagónicas, te gusta o no te gusta, nada de medias tintas.

Como muchas empresas metalúrgicas europeas, finalizada la segunda guerra mundial, y habiendo estado esos años produciendo material bélico, se encontraron con una capacidad ociosa que hubo que ocupar en lo inmediato, so pena de desaparecer en el corto plazo.

Tal fue el caso de Piaggio & Cía, nacida en los años 20, que comenzó produciendo material ferroviario y motores para aviones en un pequeño taller en Pontedera, de allí durante la guerra salen potentes motores radiales para bombarderos, prototipos de aviones, helicópteros, y otros inventos revolucionarios como la hélice de rotor de inclinación variable, que sería luego adoptada por todos los fabricantes de material aeronáutico.

Es Corradino D´Ascanio el genial ingeniero detrás de todos esos inventos, y muchos más. Entre ellos, el scooter que nos ocupa, nacido como respuesta a una necesidad de primera motorización en una Europa devastada por la guerra y que empieza a reconstruirse lentamente.

El 2 de diciembre de 1945 el Piaggio MP5 ve la luz con su silueta inconfundible, con grandes innovaciones técnicas, como el cambio que se acciona desde el puño del manillar, mucho más intuitivo que en otras motos que recurrían al cambio de pie, o peor aún a una palanca estilo automovilístico.




Quiso la historia que fuera ella misma, con su línea estrechada en el centro y abultada en los laterales lo que produjo, ante su presentación a Enrico Piaggio, que exclamara “parece una avispa”. Es así como se bautizó finalmente al scooter.



Otro rasgo distintivo de la influencia aeronáutica de su creador es la rueda delantera con soporte monotubo lateral que sustituye a la horquilla y permite quitarla fácilmente, solución que hasta el día de hoy todas las Vespa siguen teniendo.



La principal innovación sin embargo, fruto también de la industria aeronáutica es prescindir de un cuadro de tubos como en toda moto, el que es reemplazado por una estructura de chapa estampada con una resistencia incluso mayor a aquel.



Mientras la Inoccenti Lambretta (su principal competencia) recurría al esquema clásico de un chasis con el motor ubicado al centro y transmisión a la rueda trasera, en la Vespa motor y cambio forman un único conjunto lateral adosado a la rueda trasera. Pura sencillez.



Todo esto se complementa con un espacioso escudo delantero, conteniendo la carcasa de la dirección, y una caja trasera que aloja toda la parte mecánica, oculta, y a su vez sostiene al asiento. Tapas laterales removibles dan acceso al motor de un lado y a la rueda de auxilio del otro.



La recepción del mercado fue cauta al principio, pero gracias a los planes de pago a plazo promovidos por la empresa hizo que se popularizara de tal forma que tan solo 4 años más tarde ya se habían fabricado 130.000 ejemplares, y la lista de espera para hacerse de uno era de varios meses.



La publicidad hizo lo suyo, apuntando principalmente al público femenino ya que la posición de manejo de estos vehículos es ideal para ellas, protegidas por el escudo delantero y viajando sentadas en lugar de montadas como en moto, facilitando el subir o bajarse.






Con el tiempo el furor por este producto fue creciendo en forma vertiginosa, se fundaron clubes de aficionados en varios países, organizándose caravanas, programas de TV y radio, y toda esta popularidad les permitió entrar al codiciado mercado estadounidense, el cual hizo explotar las ventas a niveles aún mayores.





En síntesis, y para no aburrir ya que no nos enfocamos en aspectos mecánicos de cada modelo sino como fenómeno en sí, se puede decir que la Vespa pertenece a esa restringida elite de productos industriales que han conservado prácticamente intacta su forma desde el momento de su aparición, a lo largo de su vida y hasta nuestros días, experimentando ligeras variaciones en su diseño, manteniendo sus prestaciones y la misma carga expresiva original.



La Vespa, junto con el Porsche 911 son dos claros ejemplos de ello, y solo le preceden la carabina Winchester y la Colt 1911. Esta última un auténtico caso límite en la historia del diseño, ya que trascurrido un siglo el modelo que se fabrica hoy sigue siendo idéntico al primero, el arma nació perfecta hasta en el más mínimo detalle y es, por tanto, imposible de mejorar.



La intuición de Enrico Piaggio y la mente privilegiada de Corradino D´ascanio hicieron posible la Vespa, un producto altamente innovador, no solo por lo que se refiere al momento en que fue concebida sino también de cara a un futuro que en los años de posguerra no era fácil vaticinar.



Las miniaturas de esta nota son de mi colección personal, todas de la marca Maisto y a escala 1/18 para complementar la exhibición de autos contemporáneos en la misma escala.



Tienen un molde fidedigno y un detallado francamente bueno en relación a su bajo coste.
Fueron atesoradas a lo largo de varios años de paciente búsqueda (que aún hoy continúa) tanto local como en el exterior, ya sea por internet o en viajes.



La variedad de modelos expuestos resume muy bien la evolución de este hoy mítico scooter, que sigue despertando pasiones en el mundo entero.